Ya los antiguos griegos indicaban la existencia de unas partículas fundamentales, que actuaban como elementos constituyentes de la materia, prediciendo la existencia de unos átomosde diminuto tamaño, y enumerando una pequeña cantidad de diferentes tipos.
La palabra átomo (en griego “lo que no se puede partir”) fue inventada por un hombre llamado Demócrito, que vivió en tiempos de Sócrates e Hipócrates (incluso fue amigo íntimo de éste último) en el 430 a.C.
Para Demócrito, los átomos eran aquellas últimas partículas a las que no podemos reducir más en otras más pequeñas. “Todo está hecho de átomos unidos intrínsicamente -decía-, incluso nosotros los humanos. Nada existe aparte de átomos y el vacío”.
Demócrito explicaba su teoría con el ejemplo de una manzana: “Cuando cortamos una manzana, el cuchillo tiene que pasar a través del espacio vacío que hay entre los átomos.
Si no existiera ese espacio vacío, el cuchillo no podría penetrar en la manzana, al toparse con los átomos que no pueden partirse“. Las conclusiones de Demócrito eran correctas en lo fundamental.
Hasta finales del siglo XIX no se descubrieron más datos sobre estos elementos, como el calculo de su tamaño medio que se estimó en 10 elevado a la octava potencia de diámetro.
El peso de dedujo de su tamaño según de la materia de que se trate pueden ser muy ligeros como el hidrógeno o muy pesados como la plata.
J. J. Thomson, junto a otros investigadores, descubrió en 1897 que los átomos no eran indivisibles como se creía, sino que podían ser separados en componentes más pequeños.
Asimismo, descubrió la composición de los átomos y la existencia de unas partículas que orbitaban en la zona exterior denominadas electrones, cuya masa era mucho menor que la del núcleo; éste, por su parte, tenía carga positiva y su peso suponía casi la totalidad del átomo en conjunto.
El átomo consta de un núcleo de gran tamaño sobre el que flotan (orbitan) los electrones. Ernest Rutherford desarrolló en 1911 un modelo basado en un sistema solar en miniatura, en el que el núcleo era una estrella (un sol) y los electrones los planetas.